26 de abril de 2012

Deducciones


Dar por aludido que me vas a contestar con la verdad, es aludir que te importo, aludir que te importo es dar por hecho que me querés. ¿Entonces por que tanto miedo tengo a que no me quieras si estoy convencida de que me vas a decir la verdad?
Si todo lo que nos impulsa no va mas allá de la verdad que desmentirás ¿Qué es? ¿Qué quiere? ¿Qué queremos ser? Ya no se si todo se resume a un intercambio de papeles o en realidad es en su totalidad una mezcolanza de escenas, una fulmine revuelta de idas y vueltas o un interminable tire y afloje. Ya no se porque vos no me dejas saberlo, porque vos no me das paso a falsas interpretaciones siquiera. Justamente porque no me dejas no lo se; no me dejás, no me soltás, no me despedís- no me despedís como se despiden dos personas que se dejan una a la otra-. Siempre, lo notemos o no, estamos tomados aunque sea mínimamente de un hilo. Nos sostenemos y no nos dejamos caer. Ni queremos caer, ni queremos que el otro caiga en el olvido. No nos queremos olvidar. No queremos dejar de sentir. Exactamente no queremos pero nos queremos- O te quiero-. ¿Y si quiero? ¿Y si en el fondo se que no te quiero? ¿Y si en realidad te quiero por que en el fondo se que no me querés? ¿Y si vos me queres por que crees que no te quiero? Y si pasan todas esas cosas ¿que hacemos estando uno sobre otro? ¿Qué hacemos abrazándonos, besándonos, acariciándonos, acompañándonos? Me lo pregunto y me lo contesto; me lo contesto con falsas interpretaciones que vos no me dejas crear, pero te olvidaste que como vos vas mas allá de lo que te permito (entras en mi cabeza todo el tiempo) yo también me tome el atrevimiento, y si no me crees releé esto y fíjate si no hay falsas interpretaciones. (Tal vez así me termines contestando con la verdad sin siquiera quererlo)

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